De cómo me volví una loca-uña

Me gustan los esmaltes con personalidad desde el diciembre del 2006, cuando llegó a mis manos un frasco de Picada, un morado ensoñador de Masglo. No lo compré ni me lo regalaron, me lo sugirió Mery, quien lleva casi 10 años haciéndome el manicure y pedicure en la comodidad de mi casa. Me gustó el color y lo demás vino en avalancha.

Fui a un almacén de cadena, vi un color de la línea Vogue Fantastic y lo compré. Un morado muy parecido, por cierto. Luego me topé con un azul marino perlado y ajá, lo compré. Fue la historia repetitiva unas… mmm… ¿seis veces? Ahí ya se convirtió en una necesidad.

Alguien (no recuerdo quién fue la genio) me envió a un lugar especializado en productos de belleza y me topé con corredores enteros, de cielo a suelo, tapizados con esmaltes de todas las marcas y los colores. La cosa se acrecentó. Me gastaba lo poco que ganaba como practicante en el primer medio impreso en el que estuve, Qhubo Barranquilla, comprando uno y otro tarrito de esmalte. Era enfermizo.

Heme aquí hoy, con un exhibidor –cortesía de Masglo- en estado de hacinamiento por los más de 100 esmaltes que lo habitan. A su lado, en la mesita de noche correspondiente (la mesita de los esmaltes), hay uno que otro suelto, un par de colecciones completas y todo tipo de limas y removedores.

Hice de los esmaltes una pasión –una obsesión, dicen- y me he dedicado en los últimos ocho años a buscar los mejores tonos, perseguir bases, dar con combinaciones diferentes y arriesgadas. He probado los tradicionales, los semipermanentes, los stickers, las máquinas a impresión… solo  me faltan las acrílicas porque me resisto a llevar unas uñas que no son mías (nunca ni unas postizas). No porque esté mal, es totalmente válido –y bello, por supuesto-, pero es un reto personal que me hace cuidar mis uñas lo máximo que pueda.

En ellas invierto tiempo, dinero, energías…reflejan mi estado de ánimo, mi personalidad, el instinto de cada día. Son el toque de color directo en mi cuerpo, una parte de mí mucho más luminosa que las demás. Es algo que me supera…ya lo irán descubriendo.

Por lo pronto, ¡bienvenidos!